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25 Jun

Un mar de sueños

Un grito desgarrador enmudeció la fuerza de las mareas. Inmediatamente acudí, aun sin saber de dónde provenía, al rescate de aquel compañero que se perdía entre el vaivén de las enormes olas del océano. Lo busqué incesantemente, pero no encontré nada. El mar era una inmensa mancha oscura, sólo salpicada fugazmente por un haz de luz proveniente de la luna -que a ratos permanecía escondida entre las densas nubes- y que en la agitación de la noche parecía moverse más rápido que el agua misma al son del despiadado oleaje.

Cada esfuerzo humano por mantenerme a flote resultaba una batalla perdida. Cada minuto en el gélido mar nocturno me atenazaba más y más las extremidades, que permanecían en movimiento por puro instinto animal, mientras que en mi cabeza aún resonaban aquellas palabras de auxilio. Cuanto más trataba de mantenerme a flote, mayor era el empuje hacia el fondo del mar. No sabía qué hora era, ni siquiera dónde me encontraba. Habíamos estado tan cerca que no podía creerme que ahora me encontrase luchando por sobrevivir, agarrado a un trozo de madera húmeda, sintiendo el coleteo de peces y algas, invisibles a mis ojos entre tanta oscuridad. Aunque tampoco me preocupaba. Lo único que ocupaba mi mente en aquel instante era la luz, la de la esperanza de un amanecer que tranquilizase las olas y me permitiese ser avistado desde algún barco o la costa, una luz capaz de combatir el desasosiego que me invadía por la más que probable pérdida de mi compañero. Nos habíamos conocido sólo dos días atrás, pero no le olvidaría nunca.

El sonido de la alarma me despertó. Me palpé el rostro mojado y el vaivén de las olas aún me hacía sentir mareado. Era sudor –respiré aliviado-, y bajo mi cuerpo encontré el mismo colchón sobre el que dormía cada noche, desde hacía un tiempo. El sonido del mar seguía dentro de mi cabeza, y por más que quisiera –ya había abandonado la idea de olvidarlo- aquel mal sueño nunca se iría. Formaba parte de mí.

Dedicado a quienes cruzan cada día el mar en busca de un sueño, aun sin saber exactamente cuál es. A los que se quedan entre las olas y a quienes lo logran pero nunca podrán olvidar ese mal sueño.

RGG

Arquitecto, emprendedor, inquieto, lector e intento de escritor.

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